Poco a poco creció y se hizo el dueño de la casa...se subía a los sofás cuando no lo veíamos...se escondía en el último rincón cuando creía que lo íbamos a guardar...¡cómo temblaba cuando nos íbamos y lo dejábamos solo!...le encantaba el queso, el jamón...y el chocolate era su perdición...estaba tan mimado que hasta mi abuela le daba de comer "a mano" : Nupi ¿Quieres "papas"?...jeje
Fue mi compañía durante 5 años de carrera de encierros por exámenes...notaba antes que nadie que estabas triste,se acercaba a ti y se ponía a tu lado...siempre se alegraba al verte cuando llegabas a casa...te seguía por la casa fueras donde fueras...nos necesitaba...y nosotros a él mucho más...
Le encantaba salir de paseo y nunca perdió la energía y ese nervio que tenía...hizo muchas "picias" por casa ¿verdad mamá?...y alguna que otra al sacarlo de paseo ¿verdad papá?...era un gran compañero ¿verdad Jose?...¡Cuantas historias!...mis amig@s ya no oirán más sus ladridos al llegar a casa...ya no tendré que llevar ciudado de cerrar la puerta para que no se escape...
Es que no era solo un perro, era el mejor compañero que se puede tener...era una "institución", parte de la familia, del vecindario...lo humanizamos tanto que decirle adiós cuesta mucho más...
Llegó un mes de Noviembre de 1994 sin hacer ruido y ayer por la noche se fue del mismo modo...dejando un gran vacío...
2 comentarios:
jo, que me has emocionao... yo también recuerdo con mucho cariño a mi "Maripili", la hija de "Lola". Las teníamos en la huerta. Lola apareció en nuestras vidas tras haberse colado por la acequia... fea... sucia... de raza "mil-leches". Y se hizo la dueña y señora de nuestro rincón huertanico. Un día se coló también "Paco Pelotas", y nos la preñó, nuestra revoltosa Lola sentó el hocico por unos meses y crió a cinco cachorrill@s, una de las cuales fue mi delicia, mi "Maripili". Qué bonica era... y nos la quedamos. Un verano algún desalmado nos la robó... y la busqué por todos sitios, puse carteles, llamé a la perrera tantas veces que ya me conocían... hasta que aquél desalmado se sintió acorralado y la devolvió a su hogar. ¡¡¡Qué alegría!!!
Lola y Maripili fueron muy felices durante varios años...
Un besico guapa !!!
Vaya...
Lo siento muchísimo.
Jamás pensé que se pudiera llegar a querer tanto a un perro. Como tú dices, los humanizamos tanto que llega un momento en que son uno más de la familia, una pieza indispensable. Hay un antes y un después en mi vida desde que tenemos a "Chico".
Sinceramente, creo que los perros tienen muchas más cualidades que los humanos.
Aprendo mucho de él cada día!
Un beso
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